PENSADORES II – FREUD Y EL PSICOANÁLISIS - guadahumi3
24 DE ABRIL 2018
A Freud lo que le interesa es la estructura mental y
psicológica que hace funcionar al ser humano, hacer a las personas ser como son
y hacer la manera en que actúan, lo que a buscar no es una estructura del
conocimiento, ni una explicación racional, sino lo que va a buscar son las explicaciones
psíquicas del ser humano, en que se componen.
Lo que nos define la personalidad es una serie de
propiedades o estructuras con las cuales ya nacemos, no es algo innato, sino
que es resultado de una interacción de varias dimensiones de elementos, los anhelos, los deseos, placer, satisfacción
esos es un elemento importante a la hora de construir nuestra personalidad, hay
que tener en cuenta que vivimos en una realidad y en un entorno social,
político, cultural y eso influirá en el yo externo y con la relación con las
normas y valores de la sociedad.
Todo eso son elementos que influyen a l ahora de determinar
nuestra personalidad marcando que tipo de persona y que tipo de conducta vamos
a tener y desarrollar.
Lo que plantea Freud es que en nuestra personalidad y
estructura psíquica o psicológica es el resultado de tres elementos
determinantes y fundamentales en el ser humano.
El ello o libido, en este mundo tan libidinoso, es el
primer elemento que se caracteriza fundamentalmente porque es un elemento
desconocido, es algo que suponemos que existe y está funcionando de alguna
manera motivando nuestra conducta pero que no la podemos conocer.
Hay otra segunda dimensión que es el ego o el yo, que es la
parte consciente y la parte que coincide con la consciencia o coincide con el
conocimiento y esa es la parte que nos define.
Freud plantea que mientras nos centremos únicamente en el
ello, en el yo, en el ego, no podremos comprender como es la estructura
psíquica del ser humano y porque actúa de una manera determinada.
Hay un tercer elemento, característica que influye a la
hora de construir la estructura característica del ser humano que tiene que ver
más con la opción y pertenencia a un entorno familiar o comunitario que es el
super-ego o super-yo. Una característica fundamental es que el super-ego o
super-yo es algo que uno va interiorizando desde pequeño y de alguna manera
como el ello, la libido, es inconsciente, pues no conocemos, lo mismo nos
ocurre con el super-yo y el super-ego lo recibimos desde pequeños instalándose
en nuestra estructura psíquica determinando nuestra forma de actuar sin que
seamos conscientes de ello.
Estos tres elementos son los que definen lo que es la
estructura psíquica y la personalidad y lo importante para Freud es cómo
interactúan, se relacionan y cómo funcionan.
Es una forma de buscar unas conductas y que no somos
conscientes de que estamos interiorizando y actuamos sin ser conscientes ello
porqué desde pequeños hemos aprendido de esa manera sin criticarnos ni decirnos
nada, si actuamos bien tenemos una respuesta positiva y lo contrario nos acostumbramos
que cada vez que actuamos nos dan esa respuesta, pero lo podemos hacer de forma
inadecuada si no está en el contexto adecuado, pero no se es consciente de
ella.
Freud plantea es que la parte consciente es la que menos
tiene de influencia a la hora de la conducta y lo que hay que hacer es hacer un
tratamiento médico para poder ser conscientes de cuál es la parte inconsciente.
En este texto está definiendo cual es su postura,
explicando que lo que nos hace de una manera concreta y determinada es lo
inconsciente, pero el inconsciente para nosotros como es inconsciente no hay
conciencia ni conocimiento de algo, tenemos la misma posibilidad de saber
porque actuamos de una manera que de reconocer el mundo sensible a través de la
percepción como decía Descartes que desconfiaba siempre del verdadero
conocimiento a través de la percepción.
El elemento que marca nuestra conducta según Freud no es la
razón, ni nuestra consciencia sino justamente lo desconocido.
El yo es la estructura esencial del individuo, es la parte
racional que llamamos YO con lo que nos identificamos, es una parte construida
y elaborada donde realmente el ser humano es capaz de elegir y tener voluntad
de libertad siendo la parte constitutiva de la persona ser humano, y su misión
consiste en integrar esos deseos y fusiones que tiene la libido y darle cauce
en las relaciones del ser humano de una manera lógica y racional de una manera
que sea aceptada por la sociedad y permita vivir con los demás.
Si un el profesor hambre y busca la satisfacción no tendría
sentido sacar comida en la clase de filosofía y ponerse a comer. La parte
racional diría no es lo correcto, no es lo adecuado ni conveniente.
La parte del yo lo que hace es valorar y tomar decisiones,
y para ello hay que tener en cuenta de donde parten sus necesidades y de que
tipo de satisfacción está buscando el placer y como funciona, y eso lo hace una
función inhibidora y la función sublimadora. Inhibir supone reprimir, rechazar
e impedir que algo se desarrolle, que es la función fundamental que tiene el yo
una función inhibidora de la libido, para encauzar y da sentido a la función de
la libido no permitiendo que sea la libido el que controle sino que controlemos
y manipulemos la libido para que sea aceptable.
Hay una segunda función que es la función sublimadora que
lo que plantea Freud y que en su obra hay una vinculación muy fuerte entre
psicoanálisis y arte porque se ha entendido siempre que la función del yo es
también sublimadora en el sentido de recoger esa pulsión y buscar la
satisfacción, pasión inconsciente y darle una salida a la creatividad vía la
productividad, elaboración de elementos nuevos.
Toda la cuestión artística, religiosa, política, son formas
de esa pasión que buscan la satisfacción en medio de satisfacción sexual o
fisiológica proyectando hacia unos ideales que generan el mismo sentimiento y
otro tipo de placer y sentimientos de bienestar que es un encauce, un control
de la pulsión libidinosa que se manifiesta en otro tipo de realidad.
Es la atracción que hay
entre el ello, lo libido con el yo, ego, en sentido o bien bloquear e impedir
que la libido realice las acciones que está buscando o encauzarlas o desviarlas
hacia unas actividades que son más aceptadas o reconocidas que el dar
satisfacción a las necesidades y placeres.
En este fragmento la función del yo es evaluar las acciones
y revaluar en función de esas acciones y esgrimir las consecuencias y actuar.
Cuando funciona bien la relación entre el yo y el ello, el
ego y la libido, lo que se llama una conducta normal hay una honda relación
entre el yo y el ello, pues el yo es capaz de controlar y sublimar las
acciones, de manera que el humano se construye verdaderamente.
El problema será cuando no existe esa armonía, no existe
una buena relación entre el yo y el ello y donde se establecen una relación
cognitiva.
Lo que Freud está planteando es que esa relación entre el
ello y el yo, el ello aunque este reprimido, inhibido o sublimado sigue
siendo un de ello una cuestión de busca
de placer inconsciente y cuando no consigue lo que quiere va a manifestarse con
conductas insospechadas o conductas intolerables, con problemas que se
manifiestan con trastornos psíquicos.
Hay que pasar de una moral reprimida a una moral racional,
de tal manera de ser capaz de controlar esa actuación indebida. No comer en
medio de la clase y a ser una conducta inadecuada habrá que esperar a terminar
la clase para comer.
Se incapaz de reprimir los propios sentimientos y buscar placer
actuando de forma inconsciente cuando la situación no es la apropiada.
Alguna santa entraba en éxtasis producido por la
fe que subliminaba su represión sexual de esa forma, y ese éxtasis podía ser
tan fuerte que estaba plasmando toda su energía sexual a la experiencia
religiosa, y si no hubiera tenido esa energía sexual tan fuerte no habría
podido sublimar.
Cuando la libido y el yo se confrontan puede ocurrir que
triunfe la libido y se imponga teniendo una pérdida de control pudiendo llegar
a una enfermedad mental que se diagnostica como psicosis.
Las primeras funciones de la libido es que sea capaz de
imponerse sobre el yo, sea capaz de darle libertar a esas pulsiones y esa
energía.
Como puede el yo relacionarse para que permita encauzar esa
energía y darle rienda sin que la libido se imponga sobre el yo, sino que haya
una especie de armonía en entre el yo y
la libido.
Cuando el yo no es capaz de asumir que hay unas pulsiones
que son legítimas, aunque sean sexuales o fisiológicas y como los seres humanos
tenemos necesidades de todo tipo, si el yo reprime a la libido por lo general
se genera una enfermedad y un malestar psíquico porque no es capaz de asumir
sus necesidades o dejar que las necesidades se satisfagan de distinta manera
como sexualmente, en una charla con amigos, concierto, pintando un cuadro, cada
uno sublima de distinta manera, o puede dar satisfacción sexual de una manera
ordenada.
La relación entre el yo y la libido es importante porque es
la relación entre en consciente y el inconsciente.
El inconsciente colectivo tiene que ver con el super-yo, el
ser humano cuando nace empieza a recibir una serie de normas, valores, que se
transmiten de una manera inconsciente de la conducta de los padres, profesores,
amigos, y cuando se va creciendo e interiorizando, tienen esa parte como el de
ello, la libido, esa parte inconsciente, y es algo que tenemos que de alguna manera
actúa en nuestra conducta, en la forma de sentir y de pensar, pero no somos
consciente de ello.
No es una transmisión explicita sino implícita en muchos
elementos, en el planteamiento de padres, profesores, hermanos mayores, etc. y
mucha gente hace que vayamos incorporando una serie de normas o valores que no
somos conscientes de tenerlos pero cuando se entra en conflicto con la libido o
al intentar encauzar la libido y controlar va a ser una especie de refuerzo
inconsciente pero va a existir, de tal manera que actuamos muchas veces
inconscientemente pero presionados por esa parte inconsciente o del colectivo
social que hemos yendo adquiriendo desde pequeños, y que marcan nuestra
conducta.
La idea importante es que hay conceptos que se han aportado
a la Historia de la Filosofía porte parte de Freud es la moral tradicional y la
moral represora que nos caracteriza y vamos interiorizando y adquiriendo desde
pequeños y no somos consciente de ella, influyendo en nuestra forma de actuar hace
que coincidamos como inaceptables una serie de conductas, como el pecado.
Sobre el pecado lo que dice Freud es que un tabú sobre la
crítica de las costumbres, la represión, la coacción de nuestra conducta y
planea que las cosas no son pecaminosas porque esté mal, sino que están porque
son pecaminosas.
La sociedad considera una conducta como inaceptable y lo
convierte en pecado, y nosotros ante determinados pecados aceptamos esa
conducta y se actúa de tal manera no porque pensemos que está mal, sino que
pensamos que es un pecado.
Este pecado no es ni bueno ni malo, sino que lo valoramos
como malo porque la sociedad lo ha marcado como malo, como la sociedad va
cambiando, hay más sexualidad.
También supone que las relaciones homosexuales no estén mal
vistas, ya no es un pecado, pues hasta hace unas décadas no se era consciente
de la homosexualidad.
Lo importante es ver como en el caso de la homosexualidad
ya está socialmente normalizado desde pequeños.
En muchas ocasiones sin darnos cuenta nos estamos dejando influir
y reprimir una serie de valores inherentes en el ser humano y que forman parte
de la moral tradicional, y de una moral vieja.
Freud plantea que hay que sacar todos esos valores a la luz
y hacerlos consciente lo que es inconsciente y después
valorar cual de ellos son lógica y racionalmente cuestionable, proponiendo un
proceso de des-moralizar, quitar la moral antigua y reconvertir los valores
morales inconscientes en valores morales conscientes distinguiendo aquellos que
nos ayudan a construirnos y los que no, y los que son socialmente aceptables y
los que no.
La terapia que plantea Freud es una terapia muy racionalista pues
se trata de analizar y racionalizar y tomar conciencia y hacer evidente aquellos
elementos que están siendo analizados.
Su apuesta es una moral racional frente a una moral
tradicional.
PDF Esquema del psicoanálisis – Sigmund Freud
Título: Esquema del psicoanálisis
Autor: Sigmund Freud
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